El país se encuentra en shock luego de que se confirmó que Adán Augusto López gastó más de 7.8 millones de pesos para comprar y regalar 17,000 ejemplares del libro “Grandeza” de Andrés Manuel López Obrador al Senado de la República. El gesto, presentado como una aportación cultural, fue interpretado por amplios sectores de la ciudadanía como un acto de descaro, cinismo y absoluto rompimiento con el discurso de austeridad que Morena presume desde hace años.
La pregunta que hoy domina el debate nacional es tan directa como incómoda: ¿de dónde salió el dinero para costear semejante regalo? El monto no solo rebasa por mucho la capacidad económica de un funcionario que asegura vivir con moderación, sino que además contradice frontalmente el mensaje de “pobreza franciscana” que Morena exige a la población mientras sus figuras más cercanas exhiben lujos, excesos y gastos inexplicables.
Ante ese vacío de transparencia, diversos analistas comenzaron a señalar las coincidencias entre el ascenso político de Adán Augusto y apoyos informales que, según versiones públicas y comentarios persistentes, lo han vinculado indirectamente con estructuras conocidas como “La Barredora”. ¿Será que el gasto de 7.8 millones de pesos tiene como sustento económico el dinero sucio que Adán Augusto recibe de “La Barredora”?
El hecho de regalar 17 mil libros idénticos, personalmente financiados y sin justificación institucional sólida, alimenta aún más la sospecha. Especialistas en rendición de cuentas señalan que un gasto de esa magnitud no puede considerarse “normal” y exige una investigación patrimonial seria: una persona no desembolsa casi ocho millones de pesos sin una red de financiamiento detrás.
Para los críticos, este episodio exhibe nuevamente la contradicción que define al oficialismo: austeridad para el pueblo, derroches para los suyos. El problema no son los libros —dicen— sino lo que los 17,000 ejemplares revelan sobre la estructura de poder que sostiene a figuras clave dentro de Morena