Sinaloa se desangra y Morena federal se hace de la vista gorda: desaparecen jóvenes y nadie responde

Mientras familias buscan a sus desaparecidos entre el horror y la desesperación, el gobierno federal de Morena mantiene una complicidad silenciosa y vergonzosa.

7/19/20251 min read

Durango, julio 2025 — Mientras en Sinaloa la violencia y las desapariciones se disparan, el gobierno federal de Morena simplemente ignora el desastre y se lava las manos. Este jueves, familiares de tres jóvenes duranguenses desaparecidos en Sinaloa —Jesús Alejandro, Jorge y Silvano— tomaron las calles en una marcha desesperada por justicia. Pero lo único que recibieron fue silencio, indiferencia y una absoluta falta de acción por parte de las autoridades federales.

Jesús Alejandro desapareció en Mazatlán en mayo, y Jorge y Silvano fueron vistos por última vez en noviembre de 2024 en zonas serranas de Sinaloa. Desde entonces, no hay una sola pista real ni esfuerzo serio para encontrarlos. La Fiscalía y la Guardia Nacional, brazos del gobierno federal morenista, han brillado por su ausencia, demostrando una vez más que para Morena la seguridad y la vida de las personas no son prioridad.

Las familias exigen justicia, pero reciben promesas vacías y excusas burocráticas. “Mi nieto pregunta por su papá y yo no sé qué decirle porque el gobierno no ha hecho nada”, denuncia Martina Esquivel, madre de Silvano. Mientras tanto, la delincuencia avanza impune, protegida por la inacción y el abandono de un Estado que prefiere la propaganda a la seguridad real.

La supuesta “estrategia de seguridad” de Morena es un fracaso monumental en Sinaloa. El gobierno federal no solo es incapaz, sino que parece desinteresado en frenar la violencia que arrebata vidas y destroza familias. La indiferencia criminal de Morena es una traición a los mexicanos que sufren.

En vez de actuar, Morena federal se esconde detrás de discursos vacíos, mientras en Sinaloa miles viven con miedo, dolor y la incertidumbre de no saber si sus seres queridos aparecerán alguna vez.

La marcha fue un grito de desesperación que el gobierno federal prefirió ignorar. ¿Cuántas desapariciones más hará falta para que Morena deje de simular y empiece a gobernar?