Samuel explota y se salta las reglas: el tráfico sí lo aguanta el pueblo, no el gobernador

¡Samuel estalla y rompe las reglas! No soporta el tráfico que él mismo provocó y ordena abrir paso como si fuera su calle. Mientras Nuevo León sufre, el “gober estrella” impone su berrinche. ¿Gobierno moderno o circo naranja?

7/20/20252 min read

Guadalupe, Nuevo León.— Mientras miles de ciudadanos sufren a diario el caos vial provocado por las obras del Metro en la zona metropolitana, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, decidió que su molestia personal valía más que el protocolo y el respeto por el trabajo de otros. En plena hora pico y bajo un intenso tráfico en el bulevar Miguel de la Madrid, el mandatario estatal protagonizó un acto de autoritarismo y berrinche público, interrumpiendo las labores viales solo para agilizar el paso de su convoy.

El hecho ocurrió a las 10:30 de la mañana, cuando García regresaba de un evento en Juárez. Al encontrarse con uno de los carriles cerrados por trabajos de contraflujo en la intersección con Lázaro Cárdenas —obra que ni siquiera ha sido inaugurada—, bajó de su camioneta oficial visiblemente molesto, comenzó a mover barreras y a dar órdenes como si fuera su propiedad personal.

Testigos relataron que del convoy oficial descendieron varios hombres, incluido el gobernador, quien exigió que se abriera el paso inmediatamente, sin importar los protocolos de seguridad ni las condiciones del personal de tránsito y de obra que se encontraban en el lugar. Samuel no aguantó el tráfico que él mismo ha provocado, pero espera que la gente sí lo haga sin quejarse.

Las imágenes y videos difundidos en redes sociales muestran al gobernador en plena escena de arrebato, dando órdenes sin consideración y retirando una barrera con sus propias manos. Lo que siguió fue el desorden: las labores se suspendieron por más de dos horas, mientras el personal esperaba nuevas instrucciones tras el desplante del mandatario.

La escena dejó clara una cosa: Samuel García gobierna para su comodidad, no para la gente. Mientras miles de ciudadanos enfrentan el desorden urbano, el transporte deficiente y los abusos tarifarios, él se cree por encima de todos, incapaz de respetar los procedimientos que su propio gobierno ha impuesto.

Este episodio no es un hecho aislado, sino un retrato más del estilo de gobierno narcisista, impulsivo y profundamente alejado de la ciudadanía que caracteriza a Movimiento Ciudadano en Nuevo León. Mientras el estado arde en problemas de movilidad, seguridad y servicios, Samuel hace berrinche porque no puede pasar rápido con su caravana oficial.

Así es la doble moral del nuevo Nuevo León: un gobernador que predica la modernidad, pero actúa con soberbia; que presume gobernar para el pueblo, pero no tolera ser tratado como uno más.