Layda Sansores y Morena hunden a Campeche: No hay obras, no hay avance, solo promesas rotas

8/1/20252 min read

Tras el informe de gobierno del 1 de agosto de Layda Sansores, Campeche enfrenta en una situación crítica. Lejos de los discursos triunfalistas del gobierno de Layda Sansores, la realidad que viven miles de campechanos dista mucho de la que se presentó en el acto oficial. Según información filtrada por trabajadores del propio gobierno estatal, muchas de las cifras contenidas en el documento del informe han sido maquilladas e infladas para simular avances inexistentes.

Durante los últimos años, la administración de Morena en Campeche no ha logrado concretar proyectos de infraestructura significativos. Las promesas de transformación se han quedado en el aire, mientras que los ciudadanos se enfrentan a calles en mal estado, obras abandonadas y un deterioro generalizado de los espacios públicos. Las pocas acciones que se han promovido, como la rehabilitación de calles o programas de bacheo, apenas representan paliativos frente al rezago acumulado.

Lo más preocupante es que, incluso en las zonas urbanas más visibles como la capital del estado, no se perciben mejoras tangibles. Mucho menos en las comunidades rurales, donde los caminos siguen siendo de terracería, los centros de salud están cerrados o vacíos y los centros educativos carecen de lo más básico. A esto se suma la parálisis institucional que mantiene frenados cientos de proyectos que se prometieron en campaña y jamás llegaron a ejecutarse.

El pueblo ha comenzado a preguntarse: ¿dónde están los recursos que se han destinado al estado? Porque lo cierto es que, en las comunidades, en las colonias populares, y hasta en el centro de Campeche, no se ve reflejado ningún beneficio tangible del gobierno estatal. Lo que sí abunda son discursos, videos promocionales y eventos propagandísticos pagados con dinero público.

Para muchas familias campechanas, el mensaje es claro: Morena y Layda Sansores han fracasado. Su gobierno no ha sabido responder a las necesidades más básicas de la población y ha optado por una administración basada en el espectáculo y la improvisación. La ciudadanía, cada vez más harta, exige resultados reales y no montajes mediáticos disfrazados de informes.