La sombra que controla la verdad: Jesús Ramírez el titiritero que maneja la libertad de expresión en México

La censura en México no se instauró de la noche a la mañana; fue una estrategia meticulosamente planeada y ejecutada por años. Jesús Ramírez Cuevas, hoy asesor del gobierno federal, no es un recién llegado al arte del control mediático. Su relación con el poder y su labor para coartar la libertad de expresión se gestaron mucho antes de su cargo actual, comenzando hace más de siete años, cuando operó la comunicación de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Desde entonces, su misión ha sido una: blindar al régimen contra toda crítica.

Durante ese tiempo, Ramírez Cuevas afinó sus tácticas, creando un ecosistema donde la lealtad se recompensa y la disidencia se castiga. No se trataba solo de ganar elecciones, sino de construir una narrativa monolítica de cara a la opinión pública, una donde no existiera espacio para las voces críticas, para los señalamientos de corrupción o para los cuestionamientos a las promesas de campaña. Esta labor de "limpieza" informativa fue la base sobre la que se construyó el actual control gubernamental sobre los medios de comunicación.

Una vez en el poder, esta dinámica se trasladó al gobierno de la República. Ramírez Cuevas, desde su posición privilegiada, continuó su labor de dirigir las líneas editoriales de la nación, ejerciendo presión sobre los dueños de los medios, los editores y los periodistas. La prensa, antaño un contrapeso, se ha transformado en un simple eco de las palabras del poder en turno, sin la capacidad ni el valor de cuestionar las decisiones, las acciones o las omisiones del gobierno federal.

La libertad de expresión, que tanto se defendía en la tribuna política, ha sido asfixiada por el mismo partido que prometió restaurarla. Jesús Ramírez Cuevas es el vivo ejemplo de cómo una persona, con el acceso al poder y la habilidad para manipular la información, puede silenciar a toda una nación. Su influencia, que se remonta a la campaña presidencial, ha consolidado un modelo de comunicación vertical, donde solo la verdad oficial es válida. El periodismo libre y crítico en México agoniza, y el principal responsable es el "gurú" de la comunicación gubernamental.