La doble moral de Morena: austeridad de palabra y lujo de élite en Europa

7/28/20252 min read

Mientras Morena predica austeridad y congruencia, sus principales figuras disfrutan vacaciones de lujo en Europa financiadas con recursos públicos.

En plena temporada de verano, cuando la dirigencia de Morena insiste en la necesidad de austeridad y congruencia, varios de sus cuadros más cercanos han optado por disfrutar del viejo continente con un estilo poco acorde a sus discursos. Desde langostas en Lisboa hasta desayunos en Madrid, y bailes en Ibiza, el veraneo europeo de estos políticos ha levantado críticas y cuestionamientos, pues sus gastos —aunque oficialmente declarados como “recursos propios”— provienen en realidad de fondos públicos.

El caso más reciente es el de Mario Delgado, secretario de Educación Pública y figura clave en la operación política de Morena, captado en el exclusivo restaurante del hotel Pousada de Lisboa, con mantel bordado y copa de cristal, mientras en México miles de escuelas públicas carecen de condiciones básicas. No es el único: Ricardo Monreal, a quien se le vio en el lujoso Rosewood Villa Magna en Madrid, se ausentó de reuniones clave de Morena para festejar su aniversario de bodas con su esposa, justificando sus ausencias con el argumento de que los gastos fueron pagados con “su dinero”, aunque su fortuna tiene raíces en el presupuesto público y negocios vinculados a su posición política.

Entre las figuras que también desentonan con el mensaje oficial está Enrique Vázquez, diputado federal “fantasma” por Quintana Roo, visto bailando en la exclusiva discoteca Lío en Ibiza. Sus actividades legislativas en México son prácticamente desconocidas, pero sus festejos en la isla española son altamente visibles y cuestan cientos de euros por persona. Este contraste entre el discurso de trabajo y austeridad y el despliegue de lujo y ocio pone en evidencia un doble estándar que perjudica la imagen de Morena.

No solo los morenistas están en el ojo público. El panista Miguel Ángel Yunes, cuya lealtad política se ha negociado en diversas ocasiones, fue captado disfrutando de champaña en Capri, Italia, mientras que Adán Augusto López, senador y exgobernador de Tabasco, tras firmar un decálogo de austeridad, viajó en cabina ejecutiva a París con acompañante misteriosa. Fernández Noroña, conocido por sus posturas radicales y ateas, fue invitado especial en una misa con el Papa en Roma, luego de justificar costosos viajes en primera clase pagados por el Senado. Incluso Pedro Haces, senador con gustos taurinos, fue visto en un lujoso hotel de Sevilla, disfrutando de privilegios que están muy lejos de la austeridad pregonada.

Lo más irónico de todo es que estos políticos que defienden con vehemencia regímenes como los de Cuba, Venezuela o Nicaragua —países con situaciones económicas precarias— nunca eligen vacacionar en esas naciones. Prefieren destinos europeos exclusivos, mostrando una desconexión profunda con los principios que supuestamente representan.

Mientras la dirigencia nacional de Morena hace llamados a la sencillez y la congruencia, la realidad es que su élite política parece vivir un verano europeo con champagne y croissants, lejos del México que exige austeridad y resultados. Esta brecha entre palabra y acción genera desconfianza y alimenta la percepción de una clase política desconectada y privilegiada, que aprovecha el poder para disfrutar de lujos a costa de los recursos públicos.