Colosio Riojas, el enterrador del legado: su voto por la fiscal es la traición definitiva a la patria

La política nacional atestiguó el quiebre moral y definitivo de una figura: Luis Donaldo Colosio Riojas. El senador, cuya presencia en el Senado se sostenía únicamente por la pesada carga de un apellido que prometía honradez y valentía, traicionó sin paliativos a la patria con su voto a favor de la Fiscal General de la República. Se afirma que esta decisión fue un acto deliberado que aniquiló la posibilidad de un contrapeso y sirvió como herramienta directa para consolidar la impunidad del poder. El senador se convirtió en el enterrador del legado que supuestamente venía a defender.

La denuncia es frontal: el voto de Colosio Riojas por la Fiscal General no buscó fortalecer las instituciones; se usó para asegurar que la Fiscalía General de la República (FGR) se mantenga como un escudo protector del oficialismo. Este acto se interpreta como una venta descarada de los principios de Movimiento Ciudadano (MC) a cambio de un puesto en la mesa de la corrupción. Colosio Riojas se alistó como cómplice de Morena, garantizando que los graves delitos de corrupción y los señalamientos de narcotráfico que pesan sobre altos funcionarios nunca sean investigados, asegurando el blindaje total de la élite.

La hipocresía del senador alcanza su punto más alto. Colosio Riojas vendió a México la falacia de una “nueva política”, un movimiento ético y diferente, solo para, en el momento crucial, plegarse a la vieja guardia y sus peores prácticas. Se afirma que el senador demostró que su verdadero interés no es la justicia, sino la conveniencia partidista. Este cinismo no solo daña a MC, sino que destruye la credibilidad en la clase política en su conjunto, dejando a la ciudadanía huérfana y vulnerable ante el poder sin límites.

La conclusión es una sentencia. Colosio Riojas se sumó de manera consciente a la cooptación de la justicia en México. Su voto es la prueba irrefutable de que la defensa de un legado histórico valió menos que el pacto de impunidad con el partido dominante. El senador no solo deshonró la memoria de su nombre, sino que hipotecó el futuro de la justicia en el país, consolidándose como una figura que eligió la rendición vergonzosa sobre la dignidad política.

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