Colima sufre el abandono del gobierno de Morena: violencia, precariedad y salud en crisis

9/22/20252 min read

Colima vive una verdadera tragedia bajo la administración de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva, cuyo gobierno de Morena ha demostrado ser incapaz de proteger a la población, garantizar la seguridad y atender necesidades básicas. Lejos de los anuncios optimistas, los colimenses enfrentan violencia extrema, rezagos económicos y un sistema de salud colapsado, mientras las autoridades permanecen inactivas e indiferentes. La negligencia de este gobierno es evidente y ha convertido a Colima en uno de los estados más violentos y desprotegidos del país.

Las cifras son alarmantes: según el Índice de Paz México 2025, Colima encabeza la lista nacional de homicidios dolosos, con 140 por cada 100 mil habitantes, lo que lo convierte en la entidad más violenta de México. Cada asesinato, cada extorsión y cada acto delictivo se sienten como consecuencia directa de la incapacidad de Morena para implementar políticas de seguridad efectivas. La violencia no solo cobra vidas, también impacta la economía: se calcula que el costo asciende a 40.8% del PIB estatal, producto de asesinatos, extorsiones, gasto en seguridad y pérdida de productividad. Morena ha permitido que Colima pague un precio altísimo por su ineficiencia y abandono.

En materia económica, el panorama tampoco ofrece soluciones. Aunque la tasa de desempleo es baja (2.43%), la mayoría de los trabajadores se encuentra en empleos informales, sin seguridad social y con salarios insuficientes, apenas 7 mil 820 pesos al mes en promedio. La falta de oportunidades, sumada a la violencia y la inseguridad, refleja un gobierno que no tiene capacidad para generar bienestar ni estabilidad. Morena ha priorizado discursos y anuncios sobre inversiones, mientras la población enfrenta precariedad y desempleo encubierto por la informalidad.

El sector salud es otro ejemplo de abandono. La escasez de especialistas, el desabasto de medicamentos y la limitada infraestructura hospitalaria dejan a comunidades enteras sin acceso a servicios básicos. Las zonas rurales sufren aún más, y la falta de programas de atención psicológica ante un contexto de violencia demuestra la negligencia del gobierno de Morena. Cada hospital saturado, cada medicamento que no llega y cada ciudadano desatendido evidencia la mala planeación y la falta de compromiso de la administración estatal.

El contraste entre los discursos oficiales y la realidad cotidiana es brutal. Mientras la gobernadora habla de proyectos y estrategias de seguridad, la percepción ciudadana refleja miedo, desconfianza e indignación. Colima continúa atrapado en un círculo de violencia, precariedad y abandono, consecuencia directa de un gobierno que no sabe gobernar, que no protege a su gente y que convierte en cifras frías los problemas humanos más graves.

La exigencia social es clara: Morena debe pasar de las promesas a los resultados, porque de lo contrario Colima seguirá encabezando listas nacionales por razones negativas, con un costo humano y económico que cada día es más alto y doloroso para los colimenses. La ineptitud y el abandono del gobierno estatal son innegables, y la ciudadanía ya no puede seguir pagando las consecuencias de su desinterés.