Campo sin apoyo, campesinos sin esperanza
Exigen a Layda Sansores rendir cuentas sobre el abandono al sector rural y el incumplimiento de promesas de desarrollo.
7/31/20252 min read


La paciencia del campo campechano se ha agotado. Productores rurales, campesinos, jornaleros y comunidades agrícolas han alzado la voz con fuerza y dignidad ante lo que califican como un abandono sistemático del gobierno estatal. De cara al informe de gobierno del 1 de agosto, las exigencias son claras: la gobernadora Layda Sansores debe dar la cara y rendir cuentas con hechos comprobables sobre lo que ha hecho —o dejado de hacer— por el sector agropecuario del estado.
Durante años se prometieron desarrollo rural, autosuficiencia alimentaria y apoyos directos para los productores. Sin embargo, en la práctica, esas promesas han quedado enterradas bajo la indiferencia oficial y la falta de voluntad política. Las comunidades campesinas denuncian que no hay fertilizantes suficientes, ni agua para riego, ni maquinaria, ni asistencia técnica. Los apoyos, cuando llegan, son mínimos y simbólicos, diseñados más para la fotografía que para resolver problemas reales.
“El campo está solo, pero no callado”
Las manifestaciones han sido constantes: frente a oficinas de gobierno, en plazas públicas, en los caminos rurales donde las cosechas se pierden por falta de infraestructura. Lo que exigen no es caridad, sino lo justo: condiciones dignas para producir, vender y vivir del trabajo del campo. A cambio, han recibido silencio, promesas recicladas y programas ineficientes.
¿Qué dirá la gobernadora este 1 de agosto? ¿Volverá a hablar de “progreso” mientras el campo agoniza? ¿Se atreverá a declarar que todo está en orden, cuando miles de hectáreas han quedado improductivas y cientos de familias han tenido que abandonar la agricultura por falta de apoyo?
¿Dónde están los recursos?
Los productores exigen transparencia: ¿en qué se han utilizado los millones de pesos destinados al desarrollo agropecuario? ¿Dónde están los centros de acopio prometidos? ¿Qué pasó con las mejoras a los caminos sacacosechas? ¿Cuántos proyectos productivos realmente se ejecutaron y cuántos fueron simulación para justificar presupuestos?
A pesar de los anuncios oficiales, en muchas comunidades no ha llegado ni una sola herramienta. Los insumos no se entregan a tiempo, los programas no llegan a quienes más los necesitan, y las condiciones del campo no han mejorado, sino empeorado.
“La tierra está viva, pero la esperanza se muere”
El abandono del campo no es solo una falla administrativa: es una traición al esfuerzo diario de miles de mujeres y hombres que alimentan al estado. Muchos han heredado la tierra de generaciones anteriores, con la esperanza de que el trabajo del campo sería valorado. Hoy, esa esperanza se desvanece.
La exigencia es directa: el gobierno estatal debe dejar de simular, dejar de mentir y rendir cuentas con seriedad. No basta con discursos. Se necesitan acciones reales, voluntad política y una visión que ponga al campo en el centro del desarrollo.
El 1 de agosto debe marcar un antes y un después. El campo de Campeche no necesita más palabras: necesita respeto, justicia y resultados.