El Terror en Iztacalco: Miguel Cortés y sus Últimas Llamadas
Este lunes, la abogada de Cassandra, Erendali Trujillo, ha comparecido ante la prensa en la puerta de la cárcel donde vivía interno Cortés, apodado el feminicida de Iztacalco tras su detención, en alusión a la alcaldía en que vivía.
4/16/20252 min read


Una Última Burla desde la Cárcel
El caso de Miguel Cortés, conocido como el feminicida serial de Iztacalco, ha dejado una herida profunda en la comunidad y en las familias de sus víctimas. La abogada de una de las víctimas ha denunciado que Cortés, fallecido en prisión, logró realizar una llamada telefónica a los familiares, burlándose de su sufrimiento y manifestando que no se arrepentía de nada. Este acto, que se presenta como la última de sus atrocidades, ha generado un profundo desasosiego entre quienes han sufrido la pérdida de sus seres queridos.
La Tragedia de la Familia de María José
Cassandra, madre de María José, esperaba con ansiedad novedades sobre el caso del asesinato de su hija. La familia había estado inmersa en un proceso de lucha emocional, intentando recuperar un poco de normalidad tras la devastadora muerte de María José. Sin embargo, el domingo pasado, la noticia de la muerte de Cortés, tras una caída en el penal, llegó como un balde de agua fría que dejó a Cassandra completamente sin palabras. La tragedia de su hija se había visto acompañada de este último acto de desprecio hacia su dolor.
Implicaciones Legales y Sociales
La muerte de Miguel Cortés, aunque se presenta como un cierre para algunos, plantea nuevos interrogantes sobre el sistema penitenciario y el tratamiento de los delincuentes. La capacidad de Cortés para hacer llamadas desde el penal sugiere una serie de fallos en la administración de justicia. Se abre así un debate sobre cómo las dinámicas dentro de las cárceles pueden permitir que criminales se burle de sus víctimas, incluso desde detrás de las rejas. Las familias de las víctimas, que han luchado por justicia, se ven nuevamente confrontadas al recordar la falta de respeto hacia el dolor causado.
Las comunidades deben alzar sus voces, exigiendo un sistema que protege a las víctimas y castiga adecuadamente a los criminales. Es un momento crucial para reflexionar sobre los cambios necesarios dentro de la legislación y la intervención social para evitar que sucesos como el de Cortés se repitan. La memoria de aquellas que fueron víctimas de feminicidio no debe caer en el olvido, y sus familias merecen conocer una justicia que no se limita a la muerte del perpetrador.