Beatriz Mojica: la senadora que usa a la niñez como escaparate político

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9/4/20251 min read

La senadora de la República, Beatriz Mojica, vuelve a colocarse en el ojo del huracán, y no precisamente por su labor legislativa. Con una estrategia tan burda como predecible, la legisladora decidió regalar mochilas a niñas y niños en situación vulnerable, acción que en primera instancia podría considerarse noble, pero que al analizarla de cerca revela el verdadero rostro de Mojica: un narcisismo político disfrazado de altruismo.

La senadora no dudó en exhibir en sus redes sociales a menores de edad “agradeciéndole” un obsequio menor que, por cierto, difícilmente representó un gasto significativo para ella. Una mochila que a Mojica le cuesta lo mismo que “quitarle un pelo a un gato” fue presentada como si se tratara de un acto heroico. Pero la estrategia no termina ahí: el dinero usado para “comprar” gratitud en video deja claro que no fue un gesto solidario, sino un montaje mediático en beneficio exclusivo de su propia imagen.

Los comentarios en redes sociales no se hicieron esperar: ridícula, tacaña, convenenciera y ahora, ventajista. Los calificativos hacia Mojica crecen mientras ella insiste en colgarse de las necesidades de la gente para alimentar su egocentrismo político. La indignación aumenta no solo por el oportunismo, sino también porque estos actos podrían configurarse como campaña anticipada y, peor aún, por el uso indebido de la imagen de una menor de edad sin el debido consentimiento, lo que ya ha encendido las alarmas de posibles denuncias legales.

El trasfondo es claro: no se trata de ayudar, sino de hacerse publicidad a costa de quienes menos tienen. Un patrón que lamentablemente conocemos bien en la política mexicana, donde las “buenas acciones” se convierten en moneda de cambio electoral.

Nuestra recomendación a la senadora Mojica y a cualquier político con aspiraciones similares es simple: cuando una obra de verdad es buena, no necesita reflectores ni fotografías. Si se exhibe como propaganda, deja de ser un gesto de humanidad para convertirse en una vulgar estrategia de autopromoción.